La anciana caminaba como al descuido con su bastón en la mano y todos sus recuerdos apretados en un pañuelo blanco de encaje amarillento, mientras llegaba a su destino, contemplaba las aceras blancas pintadas con derroche y al descuido…como avisándole a su gente los límites del pueblo y la pálida elección de sus caminos!
Y la anciana continuaba con su marcha lenta…hacia aquel lugar con aroma a flores frescas, y algunas ya marchitas por el tiempo y la distancia, enredadas como hiedra entre las piedras, y pensaba desde su neuronas malgastadas por los años, ¿qué fue de aquel sendero recorrido de la mano de su amado? (persiguiendo mariposas) esas tardes primorosas de confeti y canto!
Y pasó frente a la iglesia que sonaba sus doce campanadas …y el alboroto de palomas que volaban la asustaron…y apresuró su paso lento hacia el destino más cercano donde habita su marido! Miró despacio a la distancia…y no faltaba mucho…tal vez un par de calles y al doblar la esquina, aquel silencio, donde su amado la está esperando desde hace algunos años…y sin ningún apuro, se acerca hasta la entrada quieta y se dirige al cerro olvidado de aquel viejo cementerio!
Eileen
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