Y después de amanecer naciendo en tus ojos, cayeron desnudos tus vientos sobre las cordilleras de mis muslos tersos (y empezaste a elevar tus sentidos hacia mi vientre tibio)…y con una mano sostuviste el alma desde tu mirada…más con la otra, me sujetaste toda! como a una gaviota alada…queriendo surcar tus cielos apresurada…hasta encontrar el nido de tu boca donde estrellar mis labios y consumirte a besos, sedienta y apurada en los riachuelos de tu cuerpo
hasta que la noche dormida (despertara al abrir tus ojos negros tan intensos), que me miran de esa forma loca como tú lo haces vida, en esa intimidad latente que se arremolina entre tus manos blancas y mis dedos largos, acariciando brisas…en esas horas donde el reloj se atreve a conquistar tu tiempo, mirándote con sus minutos contados todos y a pulso de acortar los sueños que quisieran escaparse de los años que colgando en tu ventana, parecen racimos de silencios
me enredo entre lirios casi abiertos…donde llego a recoger mi cielo, aquel olor a sueños que emana de tus labios…como lo hacen tantas veces los nardos en esos veranos tuyos, donde a solas nos doramos como espigas apretadas entre el borde de tus campos y mis valles siempre eternos…
y empieza a amanecer la vida…como una sonrisa dibujada en esa boca tuya que empieza a coquetear como un duende entre mis labios nacarados y mojados como pétalos de rosas vespertinas…donde hemos florecido tantas veces, vida!, que la primavera nos mira celosa de tantos sueños!
Y me acerco de puntillas a tu sombra clara…que apenas se mueve entre la alcoba, para hacerle un espacio a mis caricias, que empiezan a caer desnudas sobre tu silueta!
Eileen
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