Cuantas veces habré tocado a la ventana de tu alma y mirado por la rendija de la noche, esos rizos tuyos tan hermoso, cayendo coquetos arriba de tus hombros y con esa guitarra colgada a tu espalda, buscando darle serenatas a la luna!
Ay bohemio que engalanas mi cintura con el roce de tu sombra, las veces que me viste en escondidas y te apretaste a mi recuerdo,
como se aprietan los montes a sus cimientos en los inviernos donde el viento se hace fiero
Y es que hoy te recuerdo como en un suspiro lento…que prolongo
y me dan ganas de besar tu boca, portadora de ausentes besos
tan ajenos como los versos que bordaste en mis cabellos, con esos dedos tuyos, llenos de sueños
y me repito nuevamente en el espejo, que tu reflejo me persigue algunas veces y se asoma como un duende en mis silencios… y pronuncia tu nombre coqueto en las secuelas de mi espacios quietos, donde a veces, danza tu memoria
y quisiera preguntarte tantas cosas, en ese espacio nuestro que no tocamos, las veces que nos deseamos tanto y nos alejamos, como las mareas a los puertos abandonados por esos marinos vestidos de blanco y las doncellas que lloraron su historia
y entonces me volteo de nuevo y miro de frente a la distancia …donde tú habitas…y siento esas ganas locas de salir corriendo a tu encuentro y romper los paradigmas que me impuso el alma y que quedó grabado en mi inconciencia y te escribo un poco…y entonces, te abrazo en mi retiro…y cierro mis ojos!
Eileen
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