Son las tres y el desvelo me acompaña…sentado en la cornisa de mi alma, mirándome escribir estas palabras escritas con la sangre que no mancha, y amor (que no se borra)
como nuestra historia sin memoria…que apenas agoniza ante la aurora! Y empieza a amanecer despacio y los grillos que cantaban todos, de golpe se han callado…y el silencio…empieza a dormitar desnudo sobre ese pasto negro (por las sombras de la noche) que marchan en silente retirada…al llegar mi bien la madrugada!
Sacudo de mis manos la nostalgia y cae en mi regalo (tu recuerdo) que tomo entre los dedos como a un sueño, que muere en el desierto de aquel pasado incierto que tuvimos juntos…y que guardo entre lágrimas perladas en pañuelos blancos de encajes tibios…
que rozaron a mis ojos tristes (que te han buscado siempre) en todos los caminos de esta vida.
Me levanto sin gemir siquiera (en agonía queda) contemplando al sol naciente que despierta afuera…con ese amanecer perfecto (mientras yo te extraño) en esta soledad que late apenas…como lo hace un corazón adolorido, cuando amor en el olvido (me cuesta respirar del todo) y ahora la luna vestida con los cielos (me hace un guiño) en complicidad perpetua de volver más tarde…a destejer desvelos con la madeja de mis sueños rotos, atados con estrellas blancas que no tienen brillo…y entonces…mi boca calla…cierro mis ojos pardos y la noche se despide, vida…de todos mis lamentos!
Eileen
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