Cuántas veces vida, me viste pasar sobre tus pastos rozando con mis pies los tallos de tus campos, donde crecen los sueños apretando olivos y huele a plenilunio en noches blancas, mientras mi silueta dejaba una estela clara (que se levantaba como bruma) hasta tocar tus sauces y se enredaba entre todas tus raíces (hasta brotar desnuda) como la madrugada, cuando las estrellas se agitaban por el beso de la noche en cautiverio... y cuando el viento las tocaba en un suspiro, como amor, me tocas tú en nuestro nido (antes de posar en mi regazo tu delirio!)
Y cuántas veces más en complicidad eterna nos miramos a los ojos como dos enamorados, dispuestos a entregar la vida entre los labios …y despertar a los silencios a gemidos…después que acariciaste con tus manos finas los rincones más secretos de mi cuerpo!
Eileen
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