Y se abrió paso el recuerdo que venía apresurado a colarse entre mis ojos (anidando el alma) como ese refugio suyo tan tibio y consistente, donde a veces la nostalgia le susurra en el gemido que acaricia su memoria… y el recuerdo se durmió sobre mis párpados cansados y ató sus manos a mis pestañas apretadas, como grilletes de silencios, para no caer al precipicio del olvido y romperse en mil pedazos…
Y se aferró a mi mente fuertemente, con el grito de la ausencia que revela aquel pasado que se ha ido (y que insiste en regresar a su morada) donde en silencio, aprendió a vivir ceñido entre mis brazos y es por eso que en verdad me extraña!
Eileen
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