Y en esa memoria de tu tacto infinito, quedaron grabadas las caricias mías (llenas de delirio) y ese aroma en la vasija del aceite de mi olivo y del néctar de los vinos blancos de tus jugos tibios, en esa erupción del alma en libertad de fuego…
Y me estremecí en silencio al recaer la noche, sobre todas las planicies de tu cuerpo…enredada entre sábanas de sueños y el encaje de tus besos (bordando con tus labios mi locura) en esta eterna espera mía en tu mirada…
Y palpitó el silencio a la espera mi canto…como una sirena en celo en el puerto de tus besos…y se escuchó el aullido de tu pecho como ese lobo en la penumbra de mis senos, bebiendo con ávidas caricias mis sentidos y surcando mi figura con tus manos, como péndulos callados, que han marcado el tiempo…
Descendiendo hasta los huertos de mis muslos (bajaste como el viento hasta los frutos de mi nido) y mordiste suavemente y con ternura, la ciudad de mis gemidos…despertando a la doncella que desnuda…empieza la danza alborotada entre mi vientre y tu lujuria, deshojando los otoños de mi cuerpo…
Y penetraste todo…como la marea intensa…arrollando con tus olas (mi piel color canela) como arena tibia en las playas de mi alma!
Eileen
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