Yo nunca desistí de tus rincones, ni de esos sórdidos lugares –casi ambiguos- donde en medio de la noche (ya amanece) como lo hacen en silencio las libélulas desnudas que emigraron tus labios se ha dormido en las horas taciturnas y atrevidas, que despiertan al desvelo con los gritos de una recuerdo y se quedan escondidas en tu pecho. de tus ojos claros a mi tierra fértil, en las tardes de un otoño despojado de los campos pardos, de dorados añejados por el viento y apretados en tus manos cálidas de veranos olvidados, donde muere una caricia sin destino.
Y la noche se estrujó como un suspiro entre los brazos del silencio y lloraron las camelias en tus ojos, como aromas escurridos por tu rostro triste y de expresión cansada, por el peso de la ausencia que en
Y el viento que se atreve en su delirio a rozar cada sentido de tu cuerpo y a dormir sobre tus párpados de fuego, te ha dicho en un susurro que te quiero! Y que muero en soledad por tu destierro
Y el mar (en su agitado puerto etéreo) sediento de las aguas de tus labios, se estrella entre los riscos de tus cielos y llora amaneceres sin consuelo, pidiéndole al ocaso un día más. Pero tu ingratitud pasa de largo, me miras como ajeno y continúas en esa marcha fúnebre a la tumba (de rosas, soledad y desilusiones), allí donde enterraste mis recuerdos…allí donde han llorado mis silencios, en medio del más frágil sentimiento, que amor en su momento…retuvo al corazón!
Y bajo mi bandera a medio hasta y anuncio con tristeza nuestro duelo…se escuchan las trompetas de una pasado, que canta serenatas bajo el cielo y llevan sus alforjas como escudos (vacíos y ceñidos a sus lomos) gritando como ejércitos de sueños, que mueren en las plazas de tu pueblo!
Eileen
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