DESTIERRO

martes, 22 de marzo de 2011



Mil noches distintas abrieron sus bocas de abismos oscuros, ante el silencio inmaculado de mis ojos… y parpadeó una estrella que en fugaz huída se tiró al olvido, como un cometa que no vuelve tras un siglo de dolor y desatino…

Y bostezaron los vientos más salvajes, en las selvas de fuego calcino y cenizas esparcidas, sobre los frágiles recuerdos de tu mente…donde a solas grita demencialmente esta agonía, que no deja de llamarte en la soberbia de su ira…

Y en los surcos malheridos de un suspiro, asomó de golpe la memoria de tu paso, como un tímido recuerdo desahuciado, que trae colgado a su costado (como un bulto maltratado) una lápida de mármol en sus manos…

Y entre letras mal escritas y el recato del silencio (se leyó tu nombre como un canto hecho lamento), que gemía en las ciudades de mis ojos, de mis labios y mi rostro, y en el viejo cortinaje de mi pelo, como hilares enredados por las manos de los vientos, en los gélidos inviernos de mi llanto…

Y las horas palpitantes y apuradas se tiraron del tapanco, (donde cruje aquel reloj hecho pedazos) y se escuchan los minutos moribundos…que se cuelgan como duendes de los péndulos dorados…de efímeros silencios y huesos astillados, como sueños destrozados por la triste letanía de mi canto…

Y de pronto, despojada de mis sueños, que perecen en la sombra de tu olvido y se sienten carcomidos por los años de crueldad ante tus ojos, me encuentro desnuda (tirada ante la fría condición de tu soberbia) y siento como látigos de fuego (tu última caricia) en son de despedida ante el destierro!

Eileen

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